“Él mismo constituyó a unos,  apóstoles;  a otros, profetas;  a otros,  evangelistas; y a otros,  pastores y maestros, a fin de capacitar al pueblo de Dios para la obra de servicio,  para edificar el cuerpo de Cristo. De este modo,  todos llegaremos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a una humanidad perfecta que se conforme a la plena estatura de Cristo.” Efesios 4:11-13

Cada persona que es alcanzada por el Señor debe ser equipada para lograr su madures y desarrollar su ministerio con el fin de glorificar el nombre del Señor, manifestando el carácter de Cristo.

Hemos identificado nuestra declaración de propósito de la siguiente manera.

“Edificando vidas en el propósito de Dios para la transformación de las vidas y de nuestras ciudades para Cristo”

El deseo de nuestro corazón es que toda nuestra iglesia se una en torno a este propósito con la intención de cumplir el deseo del corazón de Dios

“Os ruego pues, hermanos,  por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer.” 1 Corintios 1:10

El despertar del ministerio de cada creyente hará que nuestras ciudades se llenen del conocimiento del Señor.

Funcionamos de acuerdo al llamado y a los dones que el Señor ha entregado a cada persona.

El Señor repartió soberanamente, dones y talentos a cada creyente. Esos dones y talentos deben ser desarrollados a través de una estrategia.

No todas las personas están al mismo nivel de madures así es que hay un programa intencional de crecimiento para cada creyente, acercándolos a un compromiso cada vez mas serio con el Reino.

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